Los Periquitos, son uno de los animales silvestres que con el paso del tiempo mejor se han adaptado a la compañía del ser humano, de los cuales se han arraigado tan profunda y estrechamente, que en muchos hogares del mundo no solo son considerados como alegres y hermosas mascotas, sino como un miembro más de su familia, logrando establecerse también en algunas regiones del mundo en estado natural o silvestre.
Estas pequeñas y multicoloridas aves psitaciformes pertenecientes a la familia Psittaculidae, son naturales de Australia, de donde se origina su nombre, siendo descubiertas en su hábitat natural por aborígenes locales a mediados del siglo XVII, los cuales asombrados por la belleza y majestuosidad de este pequeño animalito volador con ondulaciones oscuras en su parte superior, empezaron a llamarlo como “Papagayo Ondulado”, nombre que prevaleció por muchos años hasta que fue identificado por primera vez como Periquito Común en 1781 por el director del Museo Británico de las Ciencias Naturales, George Shaw en el libro Naturalists Miscellany, donde el autor describía la increíble sensación que le causo la personalidad y brillantes tonalidades que presentaba esta especie a la que le fue adjudicado años más tarde el nombre científico de Melopsittacus undulatus.
Los Pericos Invaden Europa, y el Mundo
La internacionalización de esta especie se iniciaría en 1840, cuando el reconocido científico, naturalista y ornitólogo John Gould, traslada exitosamente a la primera familia de este espécimen a Inglaterra, lo que resultó todo un acontecimiento en esa época, ya que numerosas personas y comerciantes de aves exóticas habían intentado la importación sin éxito alguno, debido a que los mismos fallecían inexplicablemente en el largo viaje, producto principalmente de las condiciones inadecuadas como eran transportados en jaulas abiertas, falleciendo a los pocos días presumiblemente por inanición.
Luego de corregir los errores comúnmente cometidos, descubrir que su comida predilecta era el mijo y el alpiste, y que debían viajar en sitios cerrados, los Pericos Australianos invadieron rápidamente todo el continente europeo a finales del siglo XIX, ya que quienes lograban hacerse de una pareja de esta especie, se encontraron con la agradable sorpresa de que los mismos cuentan con un sistema reproductivo simple y acelerado, que con tan solo disponer de un nido improvisado en una pequeña caja de madera dispuesta en su jaula, la hembra podía incubar entre 4 y 9 huevos por mes, los cuales eclosionaban tan solo 18 días después, proceso que podían repetir sin ningún problema durante todas las estaciones, calculándose un promedio de reproducción por pareja de entre 75 y 90 crías al año, sorprendiendo en cada uno de sus alumbramientos con nuevos e interesantes colores presentados por los pichones.
Perfecta Aclimatación
Durante la historia del Perico y al contrario de lo que muchos podrían pensar, esta pequeña ave predestinada a subsistir en zonas de matorral, herbazales, sabanas, y arboledas en el sudoeste y el sudeste de Australia, ha logrado una perfecta adaptación y aclimatación a cualquier tipo de variante geográfica, teoría más que demostrada tras la liberación o escape de numerosos ejemplares nacidos en cautiverio, los cuales lograron establecerse y consolidarse exitosamente en completo estado silvestre de diferentes regiones del mundo entero.